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Una corporación, según la RAE, es una «organización compuesta por personas que, como miembros de ella, la gobiernan». Corporación es un término medieval por el que se designaba a las agrupaciones de artesanos o de comerciantes que gozaban de personalidad jurídica, y que recibían diversos nombres según los territorios y que por lo demás mostraban un estilo diferente de organización: métiers (Francia), arti (Italia), guildas y hansas (en los países de lengua germánica), cofradías o hermandades (en Castilla), arts u oficis (en Cataluña)... El modelo más extendido era el del métier ('oficio', gremio): «agrupación económica de derecho cuasi-público que somete sus miembros a una disciplina colectiva para el ejercicio de su profesión».[1]
En su segunda acepción la RAE define la corporación como una «empresa, normalmente de grandes dimensiones, en especial si agrupa a otras menores». Esta segunda acepción deriva del término inglés corporation:[2] «una compañía, un grupo de personas o una organización autorizadas para operar con personalidad jurídica propia». En sentido más restringido se habla de las corporaciones registradas en las que los propietarios son los accionistas,[3][4] cuya responsabilidad legal está limitada a su inversión. Generalmente los accionistas no gestionan la corporación, es común que elijan una mesa directiva para controlar las operaciones. Frente a la ley son personas jurídicas y tienen muchos de los mismos derechos y responsabilidades que las personas físicas. Las corporaciones pueden denunciar violación de derechos humanos ante personas físicas o el estado y[5][6] también pueden ser responsables de estos delitos.[7] Las corporaciones se pueden disolver por operación legal, orden de la corte o por acción voluntaria de los accionistas. La insolvencia puede resultar en un fracaso corporativo cuando los acreedores fuerzan la liquidación y disolución de una corporación por orden de la corte.[8] Las corporaciones pueden incluso ser condenadas por ofensas criminales como fraude o maltrato. Sin embargo, las corporaciones no se consideran entidades vivas como lo son las personas físicas.[9]